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Hablamos de los errores en la producción de fonemas cuando la causa es funcional, es decir, que el paciente presenta poca habilidad en la pronuncación sin que exista patología orgánica o de sisetema nervioso.
De esta manera, se define el TSH como una alteración en la en la producción articulatorias de los sonidos (fonética) y/o en el uso funcional de los segmentos contrastivos “fonemas” de un idioma (fonología) que afecta la inteligibilidad del habla en diferentes grados y puede ser diagnosticado en las distintas etapas de la vida.
Sintomatología:
Se producen cuando un paciente no pronuncia correctamente los sonidos esperados a una determinada edad cronológica. Esta imposibilidad se detecta desde la emisión aislada del sonido, como también en sílabas, palabras y conversación. Los errores son identificados como distorsiones, sustituciones u omisiones, y generalmente se asocian a déficits morfológicos (estructural), neuromotores, al uso de prótesis mal adaptadas y piercing, entre otras; e incluso, al incorrecto aprendizaje motor.
Alteración que consiste en el uso inadecuado de los segmentos contrastivos esperados para una determinada edad cronológica. Es decir, el paciente logra articular de manera aislada o en sílabas el segmento; pero no los utiliza durante la interacción verbal espontánea.
Alteración del habla en la que coexisten errores fonéticos y fonológicos, aunque el número de signos, gravedad, intensidad e inicio de los mismos varía de sujeto a sujeto, pudiendo suceder que haya un solo error fonético y varios fonológicos o viceversa.
Es un trastorno fonoarticulatorio causado por una lesión orgánica localizada en los órganos del habla o las cavidades orofaciales que intervienen en ésta. La lesión puede ser congénita o adquirida, parcial o completa. Se distinguen, por lo tanto, diversos tipos de disglosia: dental, labial, mandibular y palatina.
La falta de equilibrio entre estructuras y funciones orofaciales lleva a una incorrecta pronunciación de los sonidos del habla.
Como la disglosia presenta muchas y variadas causas, el tratamiento será diferente en cada una de ellas. En muchas de ellas el tratamiento requerirá de especialistas; cirugía maxilofacial, cirugía plástica, otorrinolaringólogo, ortodoncista y odontopediatra, neumólogo, gastroenterólogo…
Entre los objetivos dentro del ámbito de la logopedia estarían:
Rehabilitar las funciones motoras: respiración, succión, masticación, deglución y voz.
Mejorar tono, fuerza, movilidad de los órganos fonoarticulatorios: labios, lengua, músculos masticatorios, paladar….
Educar/reeducar el habla.
Las consecuencias de la hipoacusia sobre el desarrollo del lenguaje dependerán de la importancia de la pérdida auditiva y de la edad de aparición de la misma.
Sordera prelocutiva: adquiridas antes del desarrollo del lenguaje.
Leves: no ofrecerán problemas importantes
Moderadas: se observa aparición retrasada del lenguaje y múltiples dificultades articulatorias que tienen su origen en la dificultad para percibir correctamente los sonidos del habla. Las prótesis adecuadas y la intervención logopédica temprana son fundamentales.
Severas: la logopedia precoz e intensiva puede ofrecer al niño una voz adecuada y una articulación inteligible. Además, el aprovechamiento de los restos auditivos y el entrenamiento en lectura labial pueden favorecer la comprensión del lenguaje.
Profundas: la expresión y comprensión dependerán de la lectura labial. Suelen ser pacientes que aprenden lenguaje e signos o comunicación bimodal. Los implantes cocleares son una muy buena opción en estos casos.
El tratamiento logopédico va encaminado a enseñar al niño a detectar, discriminar, identificar, reconocer y comprender los sonidos.
Se entiende por disfemia al trastorno de la fluidez del habla. En pacientes que tartamudean es frecuente ver disfluencias, que consisten en repeticiones y/o prolongaciones verbales, dificultad para empezar a hablar….esto provoca en el paciente conductas de esfuerzo y tensión para hablar, intentos de evitación, miedo a hablar….
Las repercusiones que puede tener a nivel social y educativo son grandes. Más si se alargan en el tiempo.
Si es posible, el trabajo se realizará con los padres, a los que se les darán pautas y se les instruirá en cómo actuar con el niño.
Si es necesario, se realizarán sesiones con el niño para mejorar la fluidez de su habla.
Se entiende por retraso del lenguaje la no aparición de éste a la edad que normalmente se presenta. También se extiende a la permanencia de unos patrones lingüísticos que caracterizarían a niños de menos edad más allá de lo que es normal.
Retrasos leves: se suelen observar formas de facilitación fonológica. Comprensión normalizada. Menor contenido semántico y desarrollo morfosintáctico dentro de patrones normales.
Retrasos moderados: reducción de patrones fonológicos evidentes, pobreza de vocabulario, ligera pobreza semántica y morfosintáctica. Pobreza en el uso del lenguaje.
Retrasos graves: consonantismo mínimo, etapa sintáctica de holofrase.
El DSM-V cambia la anterior nomenclatura de los trastornos específicos del lenguaje TEL por trastornos del lenguaje. Pero los vamos a definir teniendo en cuenta a la ASHA (American Speech-Languaje-Hearing Association). El trastorno del lenguaje es la anormal adquisición, comprensión o expresión del lenguaje hablado o escrito. El problema puede implicar a todos, uno o algunos de los componentes fonológico, morfológico, semántico, sintáctico o pragmático del sistema lingüístico. Los pacientes con trastorno del lenguaje suelen tener problemas de procesamiento del lenguaje o de abstracción de la información, para almacenamiento y recuperación por la memoria a corto o largo plazo.
El trastorno del lenguaje es un trastorno grave y duradero que afecta a la adquisición del lenguaje desde sus inicios, se prolonga durante la infancia y la adolescencia, pudiendo dejar en algunos casos secuelas significativas en la edad adulta.
En numerosas ocasiones el trastorno del lenguaje es un trastorno invisible porque en muchos casos, sobre todo si no se acompaña de otras alteraciones más llamativas, el problema no se identifica hasta que las demandas lingüísticas, académicas y sociales son lo suficientemente alarmantes como para requerir unos recursos lingüísticos no disponibles.
Clasificación:
Son frecuentes los casos de pacientes erróneamente diagnosticados como TEA que presentan trastornos pragmáticos.
Estos pacientes presentan déficits en la comunicación verbal y no verbal, deficiencias en el uso de la comunicación con propósitos sociales, dificultades para adecuar su comunicación al contexto, pobreza o ausencia de normas de conversación, en la compresión, dificultad para encontrar las palabras correctamente, elección de palabras incorrectas, alteraciones fonológico-sintácticas, hablar dando la impresión de no dirigirse a una persona en particular, dificultad para mantener el tema durante la conversación y pararrespuestas.
La intervención logopédica en estos casos debe iniciarse lo antes posible. La atención temprana es fundamental la adquisición y desarrollo del lenguaje.
Podemos encontrarnos síndromes genéticos que hacen que los niños presenten discapacidad intelectual: síndrome de Down, X fágil, síndrome de Williams, Prader-Willli, síndrome de Ángelman, Neurofibromatosis, síndorme de Rett…
El trabajo logopédico inicial se centra en conseguir habilidades comunicativas básicas: acciones protoimperativas y protodeclarativas, atención conjunta, imitación. Posteriormente trabajar el léxico, la organización y repertorio fonológicos, morfosintaxis, comprensión y producción del discurso, pragmática, procesos de lectoescritura…
Pacientes que presentan un síndrome conductual antes de los tres años, caracterizado por alteración de la interacción social, de la comunicación verbal y no verbal, actividad imaginativa, patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidas, repetitivas y estereotipadas. Además presentan grandes dificultades en teoría de la mente. Se define la teoría de la mente como la capacidad de atribuir a otros estados mentales y poder diferenciar entre los estados mentales propios y ajenos.
Cada niño diagnosticado con TEA presenta una sintomatología propia, de modo que la intervención logopédica es completamente individualizada y destinada a potenciar sus capacidades y a paliar los déficits.
La intervención con un niño con TEA no sólo se centra en el niño. Es fundamental el trabajo con las familias y con el entorno educativo.
Son varios los trastornos que pueden observarse en edad escolar.
Dificultades de lectura: retraso lector o dislexias. Son alteraciones en el aprendizaje de la lectura. Podemos observar dificultades en las distintas rutas de lectura; visual y/ fonológica, falta de mecánica lectora, dificultades para comprender el significado…
Dificultades escritura: disgrafías, disortografías, dificultades de conciencia fonológica y/o semántica. Dificultades de expresión escrita; planificación, organización del texto..
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